Si basamos la ciencia del
fútbol en conceptos teóricos, uno de sus principales fundamentos reside en los
cambios cíclicos que todos los clubes sufren. Por grande o humilde que sea una
entidad, no se escapa de esa época triste de la que se quiere huir a toda costa
así como, por supuesto, esos años en los que todo sale a pedir de boca. De
tocar al cielo a pisar el infierno o viceversa. Más tarde o más temprano, estas
dos vertientes opuestas, se manifiestan. El efecto, en el caso de ser negativo,
se acrecienta sobremanera si de un estado de alegría se pasa a uno catatónico en
sola una temporada. He aquí el caso que vamos a analizar, el del Real Betis
Balompié.
De
acabar en Europa la pasada temporada, a ir colista en esta campaña
La pasada temporada terminó
séptimo y se clasificó para la Europa League. Todo un éxito para un conjunto
diseñado para no sufrir que superó las expectativas y recogió sus frutos con el
billete a Europa. Esta campaña, se presentaba ilusionante a la vez que
peligrosa. Lo primero por pasear, nuevamente, el nombre del club por el viejo
continente. Lo último a raíz de la carga que conlleva disputar tres competiciones.
Hasta la fecha, se está cumpliendo la segunda hipótesis, cuya causa se está
tornando una más de las han dejado sumido en una crítica situación. El hecho de
ir colista (a 3 puntos de la salvación) hace que sea una carga disputar la
Europa League. En estas condiciones, un partido de Europa o Copa supone un
martirio y más cuando el epicentro mental pasa por revertir la situación en
Liga. Aun así, el Betis está sabiendo cambiar el chip en Europa y lidera su
grupo por delante del Lyon. Pese a este buen hacer, no cabe la menor duda de que
jugar en Europa desgasta y el Betis lo está pagando en la Liga.
Ha
tocado fondo en el Sánchez Pizjuán
La dolorosa goleada (4-0)
encajada en el derby ante el Sevilla no ha hecho sino agrandar la herida. Perder
ante el Sevilla duele y ser humillado de esta manera, escuece muchísimo más. El
Betis se mostró vulnerable, dio concesiones y le pesó como una losa la
expulsión de Paulao en el minuto 36. Los jugadores han recibido un sinfín de
críticas por parte de la afición, que les ve como los principales culpables de
dicha crisis. El vestuario, como ha reconocido algún integrante del mismo, se
encuentra muy tocado y se ha marcado en rojo el próximo partido ante el Rayo del
domingo (12:00h). Precisamente, se enfrentan último y penúltimo en el Benito
Villamarín. Un encuentro que los discípulos de Pepe Mel no pueden fallar ante
un rival tan directo y lo saben. Ganar es la mejor manera de olvidar el 4-0 y,
sobre todo, permitiría cortar una inercia muy negativa de siete jornadas seguidas
sin conocer el triunfo.
Pepe
Mel se juega su continuidad
Desde la llegada de Pepe Mel
hace cuatro campañas, el Betis ha basado su libreto en un estilo vistoso. El
buen trato al balón, las transiciones rápidas y las penetraciones por banda,
sus tres pilares fundamentales. Actualmente, Mel está pasando por el momento
más delicado al frente de la entidad. A parte de lo deportivo, estuvo envuelto
hace unas semanas en la polémica de permitir el acceso a un grupo de ultras en
el vestuario. Pese a este hecho y los malos resultados, Mel se ha ganado un
merecido crédito, pero si los resultados no llegan podría acabar con la soga al
cuello. En los siguientes partidos, tendrá que salir airoso para reforzar su
puesto y que los fantasmas de su destitución se extingan.
Luces
y sombras en el rendimiento de los nuevos fichajes
Desde hace algunos veranos,
su lista de altas y bajas se presenta numerosa, lo que conlleva a empezar casi
de cero con una plantilla, prácticamente, nueva año a año. Gracias al acierto
de la dirección deportiva en los fichajes, unido al gran trabajo de Pepe Mel,
esta sangría se cortó con buenos resultados (ascenso a Primera, consolidación y
billete para Europa) excepto en la presente temporada. Se produjeron bajas
notables. Ya no están Campbell, Adrián, Pabón, Pozuelo, Cañas y, ante todo,
Beñat. Reemplazar a estas piezas clave de la 2012/13 no se antojaba sencillo. La
dirección deportiva peinó el mercado y fichó a una larga lista de jugadores a
bajo coste en todas las líneas. De estos, Juanfran y Lorenzo Reyes son los que
mejor rendimiento están dando. Verdú, Chuli y Xavi Torres también se salvan de
la quema, donde están Jordi Figueras y Cedrick. Este último empezó fuerte, pero
se ha ido diluyendo como un azucarillo. Por su parte, Steinhöfer, Dídac Vilà, Braian
y los dos guardametas, Sara y Andersen, están dando un rendimiento por debajo
de lo esperado.
La
recuperación de Rubén Castro, la mejor baza para enderezar el rumbo
Si bien, de lo que más se ha
resentido el Betis es de la baja de su hombre gol, Rubén Castro. Tras 3 meses
lesionado, volvió ante el Sevilla y, con él en el campo, el Betis tuvo más presencia
arriba y rondó el gol. De hecho, en sus botas residió la mejor ocasión de su
equipo para redondear el doloroso 4-0. Pepe Mel necesita que se ponga cuanto
antes a tope. De su clase, inteligencia y goles dependen buena parte de las
esperanzas verdiblancas para salir de la crisis. En este periodo que Rubén
Castro ha estado de baja, el Betis ha tenido ciertos problemas con el gol hasta
el punto de ser el segundo conjunto menos goleador de Primera con 12 goles
en 14 partidos. Pese a que Jorge Molina –5 goles en Liga– ha cumplido, se han
echado en falta los tantos de otro referente como Rubén que, a la postre,
hubieran asegurado 6 ó 7 puntos más. Con ellos, el Betis estaría en una
situación muy distinta a la actual.
De todos modos, no solo por la falta de gol está el Betis como está. A parte de ser uno de los menos goleadores, también es el tercero que más goles encaja (28 goles, a 2 tantos por partido) en la competición. Solo le superan Almería y Rayo, precisamente los otros dos que ocupan plazas de descenso, con 29 y 32 goles en contra, respectivamente. Dichas cifras ponen de manifiesto la fragilidad defensiva, un concepto que se debe mejorar con más firmeza defensiva y orden táctico. A partir de ahí, los goles en contra bajarán y los puntos cosechados aumentarán.
De todos modos, no solo por la falta de gol está el Betis como está. A parte de ser uno de los menos goleadores, también es el tercero que más goles encaja (28 goles, a 2 tantos por partido) en la competición. Solo le superan Almería y Rayo, precisamente los otros dos que ocupan plazas de descenso, con 29 y 32 goles en contra, respectivamente. Dichas cifras ponen de manifiesto la fragilidad defensiva, un concepto que se debe mejorar con más firmeza defensiva y orden táctico. A partir de ahí, los goles en contra bajarán y los puntos cosechados aumentarán.
Aún quedan muchos puntos por
disputarse. La temporada no ha llegado ni a su ecuador, pero la amenaza del
descenso ya se cierne sobre el
Villamarín. El Betis tiene margen y tiempo para no caer en las fauces de equipos que han pasado de jugar en Europa a caer en el infierno de Segunda.
Manuel Monfort Marzá
Editor Ejecutivo - MotivaGoal
manuel.monfort@motivagoal.com
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