No he tenido el privilegio
de verle jugar. Le he observado en vídeos y, sobre todo, he leído de él. Las
líneas que me he empapado hablan de auténticas maravillas. Algunos mayores que
le han visto jugar (también a Pelé, Cruyff, Maradona y Beckenbauer) no dudaron
en señalarme que como Di Stéfano ninguno. Lo mismo he escuchado decir de
algunos de los que fueron sus compañeros y rivales. Constatan que ha sido el
mejor de todos los tiempos. Habrá que tenerles en cuenta. Simplemente, porque
ellos tuvieron el privilegio de disfrutar de todos los grandes del fútbol y si
eligen a Alfredo, por algo será.
Cambió
la historia del Real Madrid
De lo que he leído sobre Di
Stéfano, lo que más me llama la atención, la influencia total que tuvo para
cambiar la Historia. Concretamente, la del Real Madrid. Alfredo fichó por el
conjunto merengue en 1953. Antes de su llegada, el Real Madrid era un club con
un rol meramente secundario. Había ganado 2 Ligas, la última 21 años antes de
la llegada del hispano-argentino. Con Di Stéfano, en 11 años, se conquistaron 5
Copas de Europa, 1 Intercontinental, 8 Ligas, 1 Copa de España, 2 Copas Latinas
y 1 Pequeña Copa del Mundo. Individualmente, fue 5 veces Pichichi de la liga
española, ganó 2 veces el Balón de Oro y es el único que cuenta con 1 Súper
Balón de Oro. Anotó 367 goles en 469 partidos.
La cosecha de títulos
impresiona y deja patente la transformación que experimentó el Real Madrid. Tal
y como lo justifican sus registros individuales, Di Stéfano tuvo una
importancia capital en este crecimiento imparable hasta lo más alto. ‘La saeta’
lideró el punto de inflexión que hizo pasar al Real Madrid de un club del
montón al más grande. Desde entonces hasta ahora, el conjunto de Chamartín se
ha mantenido en la cima. Con mejores y peores ciclos, pero sigue siendo una
referencia a nivel mundial. Di Stéfano fue el que inició este camino, no solo
con los recitales que ofrecía en cada partido, sino también insuflando unos
valores de liderazgo, compañerismo y carácter ganador. Sin Di Stéfano, difícilmente,
el Real Madrid hubiera sido elegido mejor club del Siglo XX y, probablemente,
tampoco sería lo que es hoy en día.
‘La
máquina’ y ‘el ballet azul’
Antes de llegar a España, Di
Stéfano dejó patente su impronta de crack en el fútbol sudamericano. Creció en
el barrio bonaerense de Barracas, donde empezó a dar las primeras patadas al
balón. ‘Unidos y venceremos’ fue su primer equipo antes de pasar a las
categorías inferiores del River Plate.
El 15 de julio de 1945, a los 19 años,
debutó con el primer equipo ante Huracán. Esa temporada solo disputó ese
partido y, a la siguiente campaña, salió cedido a Huracán. Con ‘el globo’,
empezó a mostrarse como un diamante en ciernes. Jugó 25 partidos y anotó 10
goles. Después de volver de la cesión, Di Stéfano se hizo indiscutible en el River
Plate. Era uno de los favoritos de la afición millonaria, que le dedicó una
canción en referencia a la velocidad que imprimía en sus subidas por la banda
derecha: “Socorro, socorro, que viene la Saeta con su propulsión a chorro”. Di
Stéfano, Muñoz, Moreno, Pedernera, Labruna y Losteau formaron ‘la máquina’, considerada
una de las delanteras más temibles. En su primera temporada en el River, ganó
el campeonato argentino y fue el máximo realizador con 27 dianas.
La huelga de futbolistas
argentinos de 1949 le condujo a fichar por el Millonarios colombiano. Allí formó
parte de otra magnifica escuadra con Rossi, Meza, Cozzi y su ídolo y maestro,
Adolfo Pedernera. Juntos lideraron a un conjunto que se convirtió en la
referencia absoluta de Sudamérica. Millonarios ganó cuatro Ligas y Di Stéfano
fue dos veces el máximo realizador del campeonato. Don Alfredo contaba que no
solían pasar de más de cinco goles por partido (entonces los marcadores eran
muy abultados). A partir de ahí, empezaron a bailar a los rivales con un juego
altamente estético. De ahí, el mote de ‘ballet azul’ por el baile de juego al
que sometían a los rivales. En España llegaron las noticias de las andanzas de
aquel equipazo y, especialmente, de un argentino del que hablaban maravillas,
Alfredo Di Stéfano.
Fichaje
polémico
En 1952, el Millonarios de
Alfredo Di Stéfano, disputó un amistoso ante el Real Madrid por el motivo del
50 aniversario del club capitalino. Ganó Millonarios 2-4 y ‘la saeta’ dio un
recital. El presidente, Santiago Bernabéu, quedó prendado por la velocidad de
ese rubio argentino y no dudó en acometer su incorporación. No fue el único
interesado. El Barcelona también hizo todo lo posible por ficharle.
La historia desembocó en uno de los fichajes más polémicos que se recuerdan, una guerra en los despachos entre dos enemigos irreconciliables. El Barcelona tenía el 50% del pase, el cuál le compró al River Plate. El Real Madrid, el otro 50%, adquirido al Millonarios. La historia desembocó en que la Delegación Nacional de Deportes autorizó a Di Stéfano a jugar cuatro temporadas en España (la primera y la tercera con el Real Madrid, la segunda y la cuarta con el Barcelona). La resolución de la Delegación Nacional de Deportes irritó a la directiva del Barça que terminó dimitiendo en pleno, acusando al Gobierno de interferir en la operación. Antes de dimitir intentaron, sin éxito, vender su pase a la Juventus para evitar que Di Stéfano jugara en el eterno rival. La nueva directiva renunció al crack y éste terminó en el Madrid.
Di Stéfano, inicialmente, llegó a un acuerdo con el Barcelona. Llevaba tres meses en la Ciudad Condal entrenado con el conjunto azulgrana. Jugó algunos amistosos con el Barça, aunque sin llegar a disputar un partido oficial. Debido a esta enrocada situación y al hecho de estar sin jugar, llegó a plantearse retirarse del fútbol y volver a Argentina. Cuando el culebrón estaba tocando a su fin, se afirma que Santiago Bernabéu ya le había convencido para recalar en el Real Madrid. Después de tantos años, la historia del fichaje sigue trayendo polémica y da lugar a distintas interpretaciones.
La historia desembocó en uno de los fichajes más polémicos que se recuerdan, una guerra en los despachos entre dos enemigos irreconciliables. El Barcelona tenía el 50% del pase, el cuál le compró al River Plate. El Real Madrid, el otro 50%, adquirido al Millonarios. La historia desembocó en que la Delegación Nacional de Deportes autorizó a Di Stéfano a jugar cuatro temporadas en España (la primera y la tercera con el Real Madrid, la segunda y la cuarta con el Barcelona). La resolución de la Delegación Nacional de Deportes irritó a la directiva del Barça que terminó dimitiendo en pleno, acusando al Gobierno de interferir en la operación. Antes de dimitir intentaron, sin éxito, vender su pase a la Juventus para evitar que Di Stéfano jugara en el eterno rival. La nueva directiva renunció al crack y éste terminó en el Madrid.
Di Stéfano, inicialmente, llegó a un acuerdo con el Barcelona. Llevaba tres meses en la Ciudad Condal entrenado con el conjunto azulgrana. Jugó algunos amistosos con el Barça, aunque sin llegar a disputar un partido oficial. Debido a esta enrocada situación y al hecho de estar sin jugar, llegó a plantearse retirarse del fútbol y volver a Argentina. Cuando el culebrón estaba tocando a su fin, se afirma que Santiago Bernabéu ya le había convencido para recalar en el Real Madrid. Después de tantos años, la historia del fichaje sigue trayendo polémica y da lugar a distintas interpretaciones.
Todocampista
‘La saeta’ jugó en diversas demarcaciones.
En River ejerció de extremo derecho. En Millonarios y, en su primera temporada
en el Real Madrid, se desempeñó de delantero centro. A Di Stéfano, sin embargo,
no le gustaba hacer de ariete y menos aún estar pegado a la cal diestra. Prefería
actuar retrasado para estar en contacto permanente con la ‘vieja’ (así llamaba
a la pelota) e influir en el juego. A este rol le llamó ‘todocampista’ y lo
realizó a partir de su segunda temporada. Aquella posición hoy se conoce por
falso nueve. En aquella época supuso una innovación, ya que el ariete siempre jugaba
como un poste en el área. Di Stéfano, al estar en constante movimiento y lejos
de su zona de influencia, desconcertaba a los centrales. Los mareaba y les
dejaba sin una marca fija. Le gustaba arrancar desde la medular, abrir el balón
a las bandas e irse al ataque para finalizar, haciendo gala de su potencia
física y tremenda pegada.
Di Stéfano, pese a jugar
retrasado, era un goleador nato, posiblemente la cualidad diferencial de su
juego. Contaba con un amplio repertorio de finalización: disparos potentes,
tiros ajustados y colocados, goles de 9 estando en el sitio adecuado, cazador
de rechaces, rematador de cabeza… Y, como no, esos golazos de espuela, de
taquito (así se dice en Argentina a los goles de tacón) y alguno de chilena…
Los porteros no sabían cómo les iba a salir en el remate, lo que le hacía
impredecible y difícil de detectar. Di Stéfano nunca dejó de marcar goles
porque era un prodigio en el remate. Una garantía segura de cara a puerta.
Pero no solo vivía del gol,
es decir, no solo atacaba. Su alta concepción del juego colectivo le llrbsns s inmiscuirse
en las tareas de elaboración y destrucción. Dicen los analistas que ha sido el
jugador más influyente sobre todo el terreno de juego. Capaz de moverse por
todo el campo y hacerlo todo bien. Paco Gento habló estos días sobre esto en
concreto: “Era como si jugáramos con 14. Estaba en todas las parcelas del
campo. Delante, en el centro y también detrás”. En definitiva, Di Stéfano era
una especie de ‘killer’, constructor y ‘stopper’ en un solo jugador. El jugador
total.
El Real Madrid de las cinco Copas de Europa
Gento, Puskas, Kopa, Rial,
Santamaría… Santiago Bernabéu reclutó a diversos cracks y los juntó con el
primer ‘Galáctico’ de la casa blanca. Don Alfredo fue el más destacado, el
líder dentro y fuera de la cancha de ese equipo de leyenda. Di Stéfano dijo en
diversas ocasiones que eran muy buenos, pero sobre todo insistía en el
espectacular juego que realizaban. Aplastaban a partir de la iniciativa y la
posesión. En el centro del campo ubicaban a más efectivos que los rivales, lo
que les permitía tener más el balón a partir de la superioridad numérica. A
mayor posesión y dominio, más devastadores se volvían porque la pegada de los
cinco de arriba (Rial, Di Stéfano, Puskas, Kopa y Gento) era dinamita pura.
Aquel conjunto se convirtió
en un devorador de títulos. El cénit, las cinco Copas de Europa ganadas entre
1956 y 1960. Aquello les encumbró en los altares futbolísticos, siendo el único
equipo capaz de ganar cinco entorchados europeos de manera consecutiva. La fama
del ‘Real Madrid de las cinco Copas de Europa’ o ‘el Real Madrid de Di Stéfano’
traspasó las fronteras. Aunque también se levantaron otros trofeos, es la Copa
de Europa la que cambió la historia del club. Di Stéfano se forjó su leyenda,
principalmente, en dicha competición firmando auténticos recitales. Marcó en
cada una de las cinco finales. Un gol ante el Stade Reims (4-3) en 1956, un gol
ante la Fiorentina (2-0) en 1957, un gol ante el Milán (3-2) en 1958, un gol
ante el Stade Reims (2-0) en 1959 y tres goles ante el Eintracht en 1960. Esta
última, considerada la mejor final de la Copa de Europa, supuso el punto
culminante del ‘Real Madrid de Di Stéfano’. Afirman que los 130.000
espectadores de Glasgow se quedaron asombrados ante tal vendaval de fútbol.
Gento dio un recital de velocidad, asistencias y regates. Aunque los que más
sobresalieron, Puskas y Di Stéfano, con cuatro y tres goles, respectivamente.
Aquel día el Real Madrid formó con Domínguez; Marquitos, Santamaría, Pachín;
Vidal, Zárraga; Canario, Del Sol, Di Stéfano, Puskas y Gento. Este partido
define a este Real Madrid en su punto más alto. Aquel equipo supuso un soplo de
alegría en una época agitada y de tensión. Chamartín se quedaba pequeño cada
día de partido ante la demanda de las masas por conseguir una entrada. Todas y
todos deseaban a Di Stéfano.
Adiós
al Real Madrid y últimos años en el Espanyol
Después de ese quinto título
de 1960, la Copa de Europa se resistió. Di Stéfano probó el regusto amargo de perder
dos finales. En 1962, ante el Benfica de Eusébio y, en 1964, ante el Inter de
Mazzola y Luis Suárez. El conjunto merengue no volvió a ganar a ganar la Copa
de Europa hasta 1966, aunque ya sin Di Stéfano. Al hispano-argentino le hubiera
gustado acabar su carrera en Chamartín, pero no pudo ser. El proceso de
renovación, llevado a cabo por Bernabéu y Miguel Muñoz, terminó con Di Stéfano
fuera del Madrid. Su último partido oficial se saldó con la dolorosa derrota
ante el Inter en la final de la Copa de Europa de 1964. El duro telegrama que
le envío a Bernabéu en su adiós deja entrever la tensión entre ambos. Al
principio se llevaban genial. Sin embargo, con el paso de los años, la relación
se fue deteriorando hasta llegar a un punto muerto. Se afirma que terminaron
con una acalorada discusión.
Los últimos tres años en
activo de ‘la saeta rubia’ tuvieron lugar en el Espanyol. Allí le entrenó su
gran amigo y rival en el Barcelona, Ladislao Kubala. Con el conjunto ‘perico’
experimentó su cuesta abajo, tal y como lo demuestran las cifras: 16 goles en
57 encuentros. Aun así dejó buenos partidos para el recuerdo, como uno de
competiciones europeas ante el Sporting de Lisboa. En 1966, a los 39 años,
colgó las botas poniendo fin a una carrera repleta de éxitos. Un año después,
el Real Madrid le rindió un partido de homenaje ante el Celtic de Glasgow. El
Bernabéu le regaló una calurosa despedida. No merecía menos el jugador más
grande de la historia del Real Madrid, el que cambió el curso de su historia
para siempre.
El
secuestro en Venezuela
En agosto de 1963 vivió el
capítulo más desagradable. Fue secuestrado en Caracas por el Frente Armado de
Liberación Nacional Venezolano.
Di Stéfano estaba con el Madrid en tierras
venezolanas para disputar la Pequeña Copa del Mundo. En el hotel donde se
alojaba la expedición merengue, el conserje llamó de madrugada a la habitación
de Di Stéfano señalando que dos policías estaban abajo esperándole. Hizo caso
omiso, así que los supuestos policías subieron a la habitación. Le instaron a ir
con ellos para resolver un asunto de drogas. Una vez en el coche, ya le
comunicaron que estaba secuestrado. Este grupo tenía como meta dar a conocer
sus reivindicaciones a nivel mundial. Querían llamar la atención y vaya si lo
hicieron. Di Stéfano llegó a pensar que no saldría ileso de tan delicada
situación. Estaba convencido de que acabarían con él. Sin embargo, los raptores
no tenían intención de hacerle daño como así sucedió.
Visto que habían
conseguido el objetivo de generar impacto, decidieron soltarle. Di Stéfano pasó
cautivo las 57 horas más interminables y complicadas de su vida.
Periplo
con la ‘albiceleste’ y ‘la roja’
A nivel de selecciones no le
acompañó el éxito que tuvo en sus respectivos clubes. Jugó con Argentina y, después,
con España una vez adquirió la nacionalidad española. Su único título, la Copa
de América de 1947. Di Stéfano se enfundó 6 veces la ‘albiceleste’ –los 6
partidos de la Copa América de 1947– y marcó 6 goles.
Por distintas circunstancias, no disputó ningún Mundial. Argentina decidió no acudir al de 1950 en Brasil y al de 1954 en Suiza. España no se clasificó para el de 1958 en Suecia. Sí iba a disputar el de 1962 en Chile, pero una inoportuna lesión de última hora le dejó fuera. Por último, el de 1966 en Inglaterra, le llegó al final de su carrera.
Tampoco pudo tomarse la revancha en la Eurocopa de 1960. ‘La Roja’ tenía que medirse a la URSS en cuartos. Franco prohibió a la Selección viajar a tierras soviéticas y aquello costó el KO. Es difícil de explicar que un combinado en el que jugaban Di Stéfano, Kubala, Luis Suárez y Gento no lograra mejores resultados. Pero así es el fútbol. Pese a no ganar ningún título, Di Stéfano dejó actuaciones memorables. Como, por ejemplo, el hat-trick que consiguió el día de su debut ante Holanda y un golazo de tacón a Bélgica. Di Stéfano fue 31 veces internacional y anotó 23 goles.
Por distintas circunstancias, no disputó ningún Mundial. Argentina decidió no acudir al de 1950 en Brasil y al de 1954 en Suiza. España no se clasificó para el de 1958 en Suecia. Sí iba a disputar el de 1962 en Chile, pero una inoportuna lesión de última hora le dejó fuera. Por último, el de 1966 en Inglaterra, le llegó al final de su carrera.
Tampoco pudo tomarse la revancha en la Eurocopa de 1960. ‘La Roja’ tenía que medirse a la URSS en cuartos. Franco prohibió a la Selección viajar a tierras soviéticas y aquello costó el KO. Es difícil de explicar que un combinado en el que jugaban Di Stéfano, Kubala, Luis Suárez y Gento no lograra mejores resultados. Pero así es el fútbol. Pese a no ganar ningún título, Di Stéfano dejó actuaciones memorables. Como, por ejemplo, el hat-trick que consiguió el día de su debut ante Holanda y un golazo de tacón a Bélgica. Di Stéfano fue 31 veces internacional y anotó 23 goles.
El
Di Stéfano entrenador
Un año después de colgar las
botas, inició una carrera de entrenador que se prolongó durante casi 25 años. En
su palmarés figuran 1 Recopa con el Valencia, 3 Ligas con Boca Juniors,
Valencia y River Plate, 1 Copa Argentina con Boca Juniors y 1 Supercopa de
España con el Real Madrid. Entrenó al Elche, Boca Juniors (en dos ocasiones
distintas), Valencia (en tres ocasiones distintas), Sporting de Lisboa, Rayo
Vallecano, Castellón, River Plate y Real Madrid (en dos ocasiones distintas).
En el Valencia vivió sus
mejores momentos como técnico. En su primera etapa, en la 1970/71, armó un
equipo sólido que levantó la Liga. Con Di Stéfano, el Valencia rompió una
sequía de 24 años sin ganar la Liga y, posteriormente, pasarían 31 años hasta
que Rafa Benítez hiciera lo propio. Ese mismo año, ‘la saeta’ rozó el doblete. El
Valencia cayó ante el Barcelona en la final de Copa del Rey. En la segunda
etapa, ganó la Recopa de Europa en 1980 al superar al Arsenal en la final de
Heysel. Venció el conjunto ‘che’ en los penaltis, tras acabar con 0-0 el tiempo
reglamentario y la prórroga. En la última etapa, en la temporada 1985/86, llegó
con la temporada empezada con la misión de evitar el descenso del Valencia. No
pudo evitar el desastre pero, una campaña después, devolvió al Valencia a la
máxima categoría.
Los títulos que ganó en el
Valencia, se le resistieron con el Real Madrid. En el curso 1982/83 se le
escaparon cuatro finales (Recopa, Copa del Rey, Copa de la Liga y Supercopa) y
la Liga en la última jornada en beneficio del Athletic. Di Stéfano rompió el
maleficio logrando la Supercopa ante el Barcelona en la 1990/91, su última
temporada en los banquillos. ‘La saeta’, como buen conocedor de la casa blanca,
siempre echó el ojo a la cantera. No en vano, fue él quien confió en cinco
chavales del filial que venían apretando fuerte. Le dio la alternativa a
Butragueño, Sanchís, Pardeza, Míchel y Martín Vázquez. La ‘Quinta del Buitre’
nació con Di Stéfano en el banquillo. Tuvo la valentía de dar la oportunidad a
cinco chavales de 18 años que revolucionaron el fútbol español a mitad y
finales de los ochenta.
Presidente
de Honor del Real Madrid
Nada más llegar a la
presidencia, Florentino Pérez le nombró Presidente de Honor. Un acierto
absoluto. No hay ningún embajador más idóneo para extender el nombre del Real
Madrid por el mundo que él. Di Stéfano ha estado en los grandes eventos. Como
cuando recogió, junto a Florentino, el trofeo que acredita al Real Madrid como
mejor club del Siglo XX.
También ha estado en las
presentaciones de los ‘galacticos’. Solo faltó a la de Bale por motivos de
salud. Estuvo en todas las demás: Figo, Zidane, Ronaldo, Beckham, Owen, Robben,
Kaká, Cristiano … Qué mejor representante que Don Alfredo para dar la
bienvenida al crack de turno y explicarle el significado de defender la casaca blanca.
El hecho de estar junto a uno de los mejores jugadores de todos los tiempos,
provocaba impacto y admiración a las estrellas en su primer día de blanco. Don
Alfredo les entregaba la camiseta con el dorsal correspondiente, una imagen
habitual en las portadas de los medios.
Por otro lado, Florentino
Pérez también quiso honrar al mito del madridismo en la Ciudad Deportiva de
Valdebebas. El estadio del Real Madrid Castilla lleva su nombre. Di Stéfano sirve
de inspiración a los niños que sueñan con llegar algún día al primer equipo.
Alfredo Di Stéfano, toda una
vida dedicada al fútbol y al Real Madrid. A los 88 años nos ha dejado. Su recuerdo,
inmortal, perdurará para siempre. Se ha marchado con la satisfacción de haberse
sentido honrado en vida y no después de su partida. No hay mejor descanso que
el sentirse querido, valorado. Adiós a uno de los futbolistas más grandes de la
historia, sino el que más. Capaz de dar un giro completo a la Historia. Mito
del madridismo, desde el cielo, seguirá de cerca a ‘su’ Real Madrid.
Manuel Monfort Marzá
Editor - MotivaGoal
manuel.monfort@motivagoal.com
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Twitter: @manuelmonfort
Blog personal: http://tocando-laspelotas.blogspot.com.es/