Francia tocó la gloria
en Moscú. Venció 4-2 a Croacia en la final y logró su segunda Copa
del Mundo tras la conseguida en 1998. De la Francia de Zidane a la
Francia de Griezmann, dos combinados históricos que han aportado dos
estrellas a la casaca gala.
La trayectoria de Francia
en Rusia empezó con dos triunfos consecutivos ante Australia y Perú
que supusieron el pase a octavos. Dos victorias con más efectividad
que brillo. En la última jornada, Deschamps mezcló titulares y
menos habituales; Francia empató a cero ante Dinamarca, más
pensando en las rondas finales que buscando hacer el nueve de nueve.
En los duelos a vida o
muerte se ha visto el verdadero potencial de les bleus. Encuadrada
en el lado difícil, ha superado cada obstáculo por complicado que
fuera. La Argentina de Messi en octavos, la Uruguay de Suárez en
cuartos, la gran Bélgica de Hazard en semifinales y la sorprendente
Croacia de Modric en la final. Francia
no ha sido la selección más bonita, pero se ha proclamado campeona
por ser la más difícil de batir, por su tremenda competitividad.
Nadie ha podido con los
de Deschamps.
La
alta competencia por formar parte de la lista de 23 se cobró a
Benzema, Payet, Martial y Rabiot. Deschamps apostó por su núcleo de
confianza y lo conseguido le da la razón. Deschamps ha logrado sacar
partido a cada pieza, primando por encima de todo el colectivo. Ante
todo, Francia ha sido un bloque conjunto. La
mejor noticia para el combinado galo es que el éxito puede
prolongarse de acuerdo al potencial y al DNI
de los Mbappé (19 años), Pogba (25 años), Varane (24 años),
Umtiti (24 años), Lucas Hernández (22 años) y Pavard (22 años).
Del mismo modo, por detrás vienen pegando fuerte Lemar (22 años),
Dembelé (20 años), Fekir (24 años), Kimpembe (22 años) y Tolisso
(23 años). El futuro del fútbol francés está asegurado.
Potencia
física, solidez, Griezmann y Mbappé
La
Francia campeona del Mundo se sostiene en torno a cuatro pilares: la
potencia física, la solidez defensiva y las genialidades de Mbappé
y Griezmann.
El
movimiento de Deschamps de dar la titularidad a Giroud fue crucial.
El delantero del Chelsea no ha visto puerta; en cambio, su labor de
fijar a los centrales y el juego de espaldas ha sido fundamental para
que Mbappé y Griezmann jugaran liberados y ofrecieran el mejor
rendimiento. Griezmann, de menos a más, cada vez es más completo.
Marca, asiste, pelea y lee los partidos a la perfección. La
FIFA ya tiene la candidatura de Grizi al
Balón de Oro. Mbappé,
sencillamente, ha maravillado al mundo. Goles, velocidad, regates.
Mbappé ya ha alcanzado el
status de top, figura mundial. Un escándalo de 19 años.
Francia
no es un equipo vistoso. No juega especialmente bien desde el punto
de vista estético. Lo suyo es la explosividad, plasmada a la
perfección por Pogba, Matuidi y Kanté. La
fuerza y los pulmones de la zona medular han hecho añicos a lo que
se han cruzado en el camino. Kanté
es el ancla. Pogba, la zancada. Matuidi, el despliegue. Escorado a la
izquierda, Matuidi ha equilibrado y reforzado el centro del campo,
centrándose en ayudar a Pogba y Kanté.
La
seguridad defensiva también ha ganado partidos. Cómo ante Bélgica.
No sólo por el gol de Umtiti, sino por la gran labor del central del
Barcelona y Varane. Umtiti
y Varane conforman una pareja de centrales tan sólida como fiable.
Y los laterales no se quedan atrás. Pavard y Lucas, centrales en sus
respectivos equipos, han ofrecido un desempeño a tener en cuenta.
Pavard, una de las
revelaciones, anotó ante Argentina uno de los goles del Mundial.
Lucas, en su parcela, ha sido impenetrable y sus subidas han aportado
profundidad. Por último,
cuando la defensa ha sido superada, emerge la figura de Lloris, el
portero más destacado del Mundial junto a Courtois. Las
manos salvadoras de Lloris ante Bélgica y Uruguay también valen una
Copa del Mundo. El error
ante Croacia no empeña el fantástico papel del cancerbero del
Tottenham.
Manuel Monfort Marzá
MotivaGoal
Twitter: @Manuelmonfort