Cómo ya sucediese en los
premios de la UEFA, Luka Modric volvió a triunfar en los de la FIFA.
El croata ganó el Premio The Best a mejor jugador del mundo,
sucediendo a Cristiano Ronaldo, ganador de las dos anteriores
ediciones.
Cristiano Ronaldo y
Messi fueron los grandes ausentes del The Best, que contó con la
plana mayor del fútbol. Messi y Ronaldo ya intuían que no iban
a ser coronados y, por esta razón, decidieron quedarse en casa.
Messi tan siquiera estaba entre los tres finalistas, mención que
recayó en Modric, Cristiano y Salah. Cristiano se olía que el
premio volvería a recaer en su ex compañero del Real Madrid, tal y
cómo ocurrió hace casi un mes en los galardones de la UEFA.
No acudir les supuso un
goteo de críticas. Empezando por la FIFA. Gianni Infantino, su
presidente, no ocultó el disgusto de no contar con los astros que
han dominado el fútbol en los últimos diez años. Las opiniones
de Fabio Capello, Davor Suker y Paolo Maldini iban todas en la misma
dirección: falta de respeto, de señorío, de haber ganado demasiado
y no saber perder.
Y no les falta razón.
Cristiano y Messi hicieron, sencillamente, el ridículo no
acudiendo a la gala The Best. No han sido buenos deportistas y
buenos compañeros. Para serlo no sólo vale con ganar, levantar
trofeos, pulverizar récords y levantar trofeos individuales. Es
tan importante saber ganar cómo saber perder. Dar
ejemplo y más siendo iconos tan mediáticos. Cristiano y
Messi no faltarán a una cita que les dé posibilidades de ganar,
pero no dudan en dar plantón cuando son conscientes de que no tienen
posibilidades, cómo en los premios de FIFA y UEFA de este año. Su
no presencia deshonra y afea el fútbol y es una falta de respeto
para los compañeros y rivales que les han hecho ser mejores para
alcanzar la cima.
El comportamiento
infantil de Messi y Cristiano choca con la humildad y valores de
Modric. El croata concibe el fútbol cómo lo que es, un deporte
de equipo; comandar desde el centro del campo con su barita mágica y
dejar los focos para otros. Este año ha sido la excepción, merecida
por cierto. Modric agradece ser valorado a título individual, pero
lo que de verdad le llena es el éxito con Croacia y el Real Madrid.
Jugar con Croacia una final del Mundial reconoce que es lo más
grande que le ha pasado, así como levantar tres Champions seguidas,
cuatro en cinco años, con el Real Madrid. Pero Modric no saca pecho.
Siempre habla de equipo, no cómo otros que todo lo conciben en un
sólo yo; tanto que cuando pierdes te cabreas y menosprecias a los
que fueron tus compañeros. Este año UEFA y FIFA han premiado
la trayectoria y la constancia por delante de los números. 2018
es el año de Modric, pese a que Cristiano y Messi no les guste.
El croata, que emocionó
a su ídolo Boban con un emotivo discurso, baja del trono a Cristiano
y Messi, empachados de éxitos y faltos de deportividad. Y aún
queda el plato fuerte, el Balón de Oro, el más emocionante
en años. Modric llega reforzado. Se espera más protagonismo de
los campeones del Mundo, de Francia, especialmente de Varane,
Griezmann y Mbappé. ¿Cristiano y Messi? En un principio no
parten con ventaja. Veremos. Cómo no acudan tampoco...
Manuel Monfort Marzá
MotivaGoal
Twitter: @Manuelmonfort