Los rostros bronceados se
pasearon en las horas previas por La Cerámica con ganas de ver fútbol de nuevo.
El verano había alimentado la ilusión, merced a un excelente bagaje de
resultados y juego en pretemporada. Todo hacía presagiar un triunfo ante el Granada,
recién ascendido que llegaba con Soldado, un ex, como máxima referencia.
Soldado marcó y fue uno de los cuatro jugadores del Granada que bajaron al
suelo a los de Javi Calleja. El Villarreal también metió cuatro goles que
sirvieron para empezar LaLiga con un inesperado 4-4.
Igual que los filósofos tienen distintos
puntos de vista de la vida, los entrenadores abarcan distintos gustos en cuanto
al estilo. Los hay menottistas y bilardistas, como dicen en Argentina; otros, sin embargo,
tienen una regla más simple: marcar un gol más que el rival. Calleja parece ser
partidario de esta escuela. Su Villarreal se va arriba, tiene
talento y marca con facilidad; y, al mismo tiempo, se enmarca como un blanco fácil
para los rivales. De ahí que el 4-4 no sea un fenómeno tan raro. En esta filosofía –el ida y vuelta
sin control– unas veces ganas y otras no. La ruleta rusa de Calleja hará suspirar
a más de un corazón amarillo.
Este Villarreal, además, posee un carácter cambiante: del sufrimiento a la
magia o al revés. La Cerámica disfrutó con los dos chispazos de Gerard y
Chukwueze en diez minutos que supusieron el 4-2. El partido parecía sentenciado,
pero entonces apareció otro fantasma: la
mala gestión de las ventajas. El Villarreal no administró la renta a favor y,
a balón parado, se le esfumaron dos puntos, los primeros que se le escapan de
La Cerámica. La temporada pasada, el mal
bagaje como local fue otro lastre junto a la fragilidad defensiva. Esta
campaña, sin embargo, se ha cambiado la defensa al completo y, de momento, los
problemas persisten.
Dentro de las dudas, también hubo
brotes verdes a título individual. Se
confirmaron el buen momento de Gerard y el crecimiento imparable de Samu.
Del mismo modo, Cazorla y Moi Gómez también
tuvieron un papel destacado. Este último, además, entró en la historia al
marcar el gol 1000 del Villarreal en Primera. En definitiva, con Chukwueze,
Gerard, Moi Gómez y Cazorla, el submarino exhibió creatividad y pegada. Además, sin
hacer un partidazo, metió cuatro goles. ¿De qué sería capaz a todo gas?
En todo caso, estamos en el primer partido de LaLiga y lo lógico y normal pasa
por pensar que irá a más. Mejorar y encontrar el equilibrio.
¿Será Anguissa la solución al equilibrio? Por cualidades y
trayectoria, el francés se siente más cómodo con terreno por delante, como
motor. De hecho, en el Marsella, donde mostró su mejor versión, le protegía Luiz
Gustavo, medio defensivo puro. Pero el Villarreal le ha fichado para ejercer de
ancla. Necesitará entrenamientos y partidos para adecuarse a este rol. Veremos,
si una vez adaptado, dota de mayor protección al Villarreal, aunque la solución
apunta a una mejoría, más bien, colectiva. En lugar de señalar a Rubén Peña,
Albiol, Pau Torres y Quintillà (jugó por el lesionado Alberto Moreno), el problema reside en un concepto defensivo
grupal, además de corregir los errores individuales en los centros laterales.
Ante el Levante, en la segunda jornada, seguramente, veremos un Villarreal más compacto.
Manuel Monfort Marzá
MotivaGoal
Twitter: @Manuelmonfort
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